Ponerse en forma desde cero puede parecernos una tarea titánica e incluso inalcanzable.
Muchas mujeres creen que, simplemente, no tienen las cualidades, características o habilidades necesarias para conseguir y mantener una buena forma física.
Ven a aquellos que practican deporte a diario como afortunados que, por diversos motivos fortuitos, sí tienen la capacidad de hacer ejercicio y/o un cuerpo en forma.
Esta creencia o impresión se agudiza con el paso de los años y, por ello cuando llegan a una determinada edad, muchas mujeres asumen que ya es demasiado tarde para empezar a hacer deporte.
Pero todo esto no es cierto.
Si bien es conveniente empezar a realizar ejercicio físico regular cuanto antes, nunca es tarde para comenzar.
Ponerse en forma desde cero: una opción real para todos
No importa la edad que tengamos o que nunca hayamos practicado algún deporte o actividad física, siempre podemos empezar a hacer ejercicio independientemente de nuestro sexo o edad.
Solo tenemos que adecuar la práctica a nuestras circunstancias: el estado físico actual, si padecemos sobrepeso u obesidad, la existencia de patologías o algún tipo de limitación, nuestra capacidad de esfuerzo y fuerza de voluntad.
Sea cual sea la condición de partida siempre hay alguna actividad física que podemos adaptar y realizar para ponernos en forma.
Crear hábitos no es fácil y requiere de nuestro esfuerzo. Tener en cuenta todas las bondades que nos aporta hacer ejercicio es una gran motivación.
Solo hay que dar un primer paso para empezar e integrar poco a poco una rutina de actividad física en nuestro día a día. Al igual que ducharnos o el café del desayuno, lograremos que sea una tarea más a realizar y no nos costará ponernos a ello. Es más, el ejercicio genera bienestar estableciendo una retroalimentación que hace que echemos de menos realizarlo en los días de descanso.
La explicación de todo ello es que la actividad física activa la producción de varias hormonas, entre ellas las endorfinas, unas pequeñas proteínas con efectos similares a los opiáceos que producen analgesia y sensación de bienestar.
Otras hormonas cuya producción se incrementa con el ejercicio son:
- La somatropina, más conocida como la hormona del crecimiento. Interviene en el buen estado de músculos y huesos, en la producción de colágeno y en el metabolismo de las grasas, ayudando a controlar el peso.
- La arginina, un aminoácido con efecto vasodilatador que aumenta el riego sanguíneo contribuyendo a realizar el esfuerzo físico.
El ejercicio nos aporta beneficios físicos y psicológicos:
- Fortalece el sistema musculoesquelético
- Aumenta la capacidad cardiorrespiratoria
- Previene patologías como la diabetes, la osteoporosis o la hipertensión
- Mantiene un correcto peso corporal
- Mejora la percepción de uno mismo y aumenta la autoestima
- Contribuye a mantener una mejor capacidad cognitiva
- Fomenta la interacción social y previene el aislamiento
- Aumenta la predisposición a cuidarnos y adoptar otros hábitos saludables
Aunque empieces a hacer ejercicio en la edad adulta también disfrutarás de todos estos beneficios.
Desterra excusas y busca alternativas
Empezar un nuevo hábito no es fácil, aunque tengamos en cuenta todos los beneficios que va a aportar a nuestra vida, y la práctica de ejercicio no es una excepción.
La rutina diaria está asentada y parece que no nos queda tiempo, ni ganas, para nada más. Hijos, trabajo, compromisos y demás hacen difícil dar el primer paso. Sin embargo, ante nuestra salud, la actual y la futura, no nos debería valer excusa alguna.
Además, otra de las virtudes del ejercicio es que nos aporta un plus de energía y dinamismo que hace que lo veamos todo de forma más positiva.
Las excusas que nos alejan del objetivo de estar en forma y gozar de mejor salud son múltiples: vergüenza de acudir a un gimnasio o sala colectiva, falta de tiempo, cansancio acumulado en el día a día, falta de conciliación, etc.
Ninguna de ellas es un obstáculo insalvable, así que por cada excusa hemos de empeñarnos en buscar la alternativa que mejor nos vaya.
Algunas alternativas a los obstáculos habituales
Vergüenza e inseguridad a que nos vean
Si te sientes insegura y patosa ante el resto de la clase, piensa que nadie nace sabiendo y que todos (sí, hasta el monitor) empezaron sin saber.
Si aún así, prefieres ejercitarte en solitario puedes utilizar alguna de las muchas apps que te permiten seguir un plan estructurado de ejercicios con una planificación suficientemente larga para poder crear el hábito. Puedes realizar tus rutinas en casa, sola o en pareja y adecuarlas a tus circunstancias personales.
No tengo tiempo
Seguramente, esta es la excusa más manida de todas y, sin embargo, siempre podemos encontrar tiempo si de veras nos lo proponemos.
¿Conoces el HIIT (High Intensity Interval Training)? Se trata de rutinas de 7 a 15 minutos en las que realizas ejercicios de alta intensidad en un corto espacio de tiempo.
Recurriendo a las apps que hemos comentado en el punto anterior, dispones de rutinas variadas para ejercitar todo el cuerpo.
Si tienes hijos, puedes aprovechar el tiempo en que ellos hacen sus actividades para practicar tú también.
Economía y/o carencia de material
Si nuestra economía no nos permite hacernos cargo de la cuota de un gimnasio o comprar material para entrenarnos, también te ofrecemos la solución.
Las apps son muy asequibles y pueden costar menos de 2 euros al día. Además, en Internet encontramos multitud de contenidos gratuitos para hacer deporte, por ejemplo, en canales de YouTube donde se explican los ejercicios y se guía su ejecución.
Tampoco es necesario comprar material deportivo. Podemos usar el propio peso de nuestro cuerpo para trabajar la fuerza, como verás en muchas rutinas de HIIT o en ejercicios de calistenia.
Asimismo, para determinados ejercicios puedes echar mano de objetos cotidianos que tienes en casa como una silla o una toalla.
La constancia es la gran aliada para ponerse en forma desde cero
Como ves, las excusas son solo esos parches que nos ponemos para no reconocer que lo que realmente nos cuesta es comenzar. Y, sin embargo, se trata solo de dar un primer paso, aunque sea pequeño al principio, para ponernos en marcha y hacer uso de nuestra fuerza de voluntad para ser constantes y pacientes hasta que el ejercicio sea ya un hábito en nuestras vidas.
Cualquier actividad física por mínima que sea es mejor que nada y, aunque haya días en que no nos apetezca, es mejor realizar nuestra rutina, aunque sea a medio gas, que saltarnos el compromiso con nosotros mismos y nuestra salud.
Para vencer la tentación de quedarnos quietos, recordemos lo bien que nos sentimos cuando nos ejercitamos - más positivos, vitales, ágiles y fuertes - y cómo estamos transformando nuestro estilo de vida por uno más saludable ahora y en el futuro.
Como ves, siempre podemos encontrar alternativas para superar los obstáculos que aparentemente nos impiden empezar a ponernos en forma o nos dificultan mantener el hábito del ejercicio regular a largo plazo.
Además, comenzar este camino hacia una vida más activa y una mejor condición física también es una oportunidad perfecta para adquirir otros hábitos saludables, como una buena alimentación.
Acompañando el ejercicio con una nutrición saludable y equilibrada no solo mejoraremos más aún nuestra salud, sino que percibiremos los efectos positivos del ejercicio antes y con más intensidad.
Esperamos haberte convencido de que tú también puedes ponerte en forma. Anímate a dar el primer paso, se paciente y constante, y cuando empieces a apreciar los beneficios en tu bienestar general lo único que te preguntarás es porqué no comenzaste antes.